Jose Antolinez
La muerte de María Magdalena

La muerte de María Magdalena
Dimensiones: sin marco 49 x 33cm
Composición en pequeño formato en la que se aprecia, como enuncia su título, la muerte de María Magdalena o «el tránsito» de este espacio terrenal al celestial. María Magdalena está yacente en una especie de gruta. Con los brazos cruzados sobre el pecho mantiene la cabeza inclinada, apreciándose el pelo suelto que le cae por la espalda, viste túnica oscura y manto azul, destacando la amplia faja de esparto que aferró a su cuerpo, como símbolo de arrepentimiento cuando cambió de su anterior vida a la recatada tras conocer a Jesús. Está atendida por dos ángeles a ambos lados, casi de espaldas tienen las alas abiertas y las túnicas en movimiento, pues parece con sus gestos que la están levantando del espacio terrenal. Sobre ellos, en el centro de la composición y en una apertura del celaje oscuro, aparecen dos pequeños angelotes o putties volando, están desnudos y boca abajo, intentando colocar una corona de flores sobre la cabeza de María Magdalena, otro lleva una hoja de palma. En el ángulo superior izquierdo aparecen varios angelotes, igual que en la parte baja de la composición, en la que hay un angelillo en el primer plano que observa, tal vez, un ánfora que tiene delante.
Una fuerte luz proveniente de la izquierda ilumina y marca contrastes en la escena. José Antolínez como uno de los más originales artistas de la escuela madrileña del pleno barroco, realiza esta composición con una técnica de suelta y vibrante pincelada. Aplica una rica paleta cromática en la que destacan las carnaciones y como puntos de color el azul y el rojo de las túnicas, imprimiendo a la escena una atmósfera de gran espiritualidad. De unos años a esta parte la figura de María Magdalena ha cobrado gran protagonismo debido a las nuevas investigaciones sobre su persona, que niegan su condición de prostituta y la posterior conversión a las doctrinas de Jesús, hecho defendido durante siglos por la Iglesia y como perfecto ejemplo del perdón de Cristo hacia el arrepentimiento de los pecados cometidos. Estudios recientes sobre la vida de María o Miriam de Magdala, la sitúan como una intelectual adelantada a su tiempo, miembro de una familia de plena fortuna y poder y reivindican su papal de Primer Mensajero o Apóstol de Apóstoles, al ser la primera en ver al Maestro.
Iconográficamente muchos fueron los artistas que a lo largo de la historia plasmaron su imágen en lienzos, imaginería o esculturas como Caravaggio, Pedro Duque Cornejo, Romero de Zafra, Murillo o Antonio Canova, por citar sólo algunos. También mujeres pintoras trabajaron esta temática como Josefa de Ayala. Menos frecuentes son las composiciones que ilustran la Ascensión de la Magdalena, como el cuadro realizado por Ribera en la que plasma la cara de su hija en la imagen de María Magdalena o El tránsito de la Magdalena realizado por José Antolínez y que se encuentra en el Museo del Prado. Obra pintada al Óleo sobre lienzo y tiene un tamaño sin marco de 49cm x 33cm.